En los primeros meses de 2025, Panamá enfrenta un repunte inesperado de tosferina que ha despertado la atención de especialistas y organismos internacionales. El aumento de casos ha reactivado alertas sanitarias y ha puesto en marcha nuevas estrategias de prevención para evitar una mayor propagación de esta enfermedad respiratoria altamente contagiosa.
Aumento récord de casos y preocupación sanitaria
El brote de tosferina registrado en Panamá durante 2025 marca el nivel más elevado de contagios documentado desde 2019, generando inquietud tanto entre las autoridades locales como en la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Aunque el país mantiene sistemas de vigilancia epidemiológica activos, la reaparición de esta enfermedad con tal intensidad ha obligado a reforzar las campañas de alerta, actualización de esquemas de vacunación y monitoreo comunitario para frenar su avance.
Este incremento responde a múltiples factores, entre ellos la disminución de la cobertura vacunal en ciertos sectores de la población, los rezagos derivados de la pandemia en programas de inmunización infantil y el comportamiento estacional propio de las enfermedades respiratorias. La tosferina, también conocida como pertussis, se caracteriza por episodios de tos intensa y prolongada que pueden derivar en complicaciones graves, especialmente en bebés y personas vulnerables.
Las autoridades sanitarias han señalado que el número de casos reportados durante el primer trimestre del año supera ampliamente las cifras de temporadas recientes, lo cual no solo evidencia una circulación activa de la bacteria Bordetella pertussis, sino también la necesidad urgente de fortalecer las medidas de prevención. Aunque el sistema de salud panameño se encuentra preparado para la atención de pacientes, la detección temprana y el acceso oportuno a la vacunación son claves para reducir los riesgos asociados.
Impacto en la población y riesgos asociados
La tosferina impacta a individuos de todas las edades, aunque sus efectos son particularmente graves en infantes menores de un año, quienes aún no han terminado el esquema de vacunación. Los ataques de tos intensa pueden causar vómitos, problemas para respirar, cianosis e incluso complicaciones como neumonía o convulsiones. Por ello, el reciente incremento ha impulsado a los pediatras y expertos a enfatizar la relevancia de seguir estrictamente el calendario de vacunación infantil.
Sin embargo, el brote no se limita exclusivamente a los menores. Adolescentes y adultos también pueden contraer la enfermedad y convertirse en transmisores silenciosos dentro de sus hogares o comunidades. En muchos casos, los síntomas iniciales pueden confundirse con los de un resfriado común, lo que retrasa la búsqueda de atención médica y facilita la expansión del contagio.
La OPS ha destacado que los brotes de tosferina tienden a aparecer en ciclos cada ciertos años, pero la magnitud del aumento en Panamá durante 2025 ha activado señales de alerta adicionales. El organismo internacional estima que esta situación demanda una respuesta coordinada que incluya campañas de comunicación, fortalecimiento de la vigilancia epidemiológica y garantía del suministro de vacunas.
La exposición prolongada a ambientes concurridos, la movilidad entre provincias y las dinámicas sociales propias de las temporadas escolares también ejercen un papel determinante en la rápida propagación de la enfermedad. Por ello, los centros educativos han recibido recomendaciones específicas para identificar alumnos con síntomas sospechosos y promover medidas básicas como el lavado de manos, la ventilación de espacios y la higiene respiratoria.
Medidas de prevención y acción frente al brote
Ante esta situación, las autoridades panameñas han adoptado diversas acciones para contener el brote y reducir el impacto en la población. Entre las principales medidas destaca la intensificación de las jornadas de vacunación en centros de salud, escuelas y comunidades rurales, con el objetivo de garantizar que los niños, adolescentes y adultos cuenten con sus refuerzos completos.
La vacuna contra la tosferina ha sido incluida en los programas de inmunización desde hace muchos años, aunque su eficacia está condicionada por una cobertura constante y refuerzos a tiempo. Por ello, se han lanzado campañas informativas que destacan la relevancia de la vacunación no solo para los niños, sino también para las mujeres embarazadas, quienes transfieren a sus bebés anticuerpos que los resguardan en las primeras semanas de vida.
Además, los profesionales de la salud han intensificado los llamados a consultar de inmediato ante síntomas persistentes de tos, especialmente si se presenta dificultad respiratoria o episodios de tos espasmódica. El diagnóstico temprano permite iniciar tratamiento antibiótico para controlar la enfermedad y reducir la posibilidad de transmisión.
En paralelo, se están aplicando estrategias de rastreo de contactos y análisis de patrones de contagio para comprender mejor las zonas más afectadas. Estas acciones, sumadas a la cooperación con organismos internacionales, buscan frenar la expansión del brote antes de que alcance un nivel más crítico.
La OPS, a su vez, ha intensificado su respaldo técnico a Panamá para robustecer la vigilancia epidemiológica y garantizar que las acciones aplicadas sean efectivas y sostenibles. La colaboración entre entidades nacionales e internacionales resulta crucial para afrontar brotes que, como en este caso, pueden impactar a diversos grupos de edad y áreas del país.
Asimismo, se está fomentando la educación comunitaria para que la población incorpore hábitos preventivos diarios, como evitar el contacto cercano con personas enfermas, cubrirse al toser o estornudar, mantener la higiene de manos y evitar la automedicación. Estos comportamientos, aunque sencillos, son cruciales en periodos de alta circulación de enfermedades respiratorias.
Consecuencias venideras y exhortación a la responsabilidad común
El brote de tosferina de 2025 en Panamá no solo representa un desafío inmediato para el sistema de salud, sino también una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de mantener una cultura de prevención. La experiencia reciente demuestra que, incluso con avances en vacunación, enfermedades controladas pueden reaparecer si se descuida la cobertura o se interrumpen los programas de inmunización.
Los especialistas están de acuerdo en que la clave para prevenir futuros brotes radica en fortalecer la vacunación constante, fomentar el acceso igualitario a los servicios de salud y reforzar la educación pública sobre los peligros de las enfermedades respiratorias contagiosas. La vigilancia epidemiológica deberá ser mantenida activa en todos los niveles, prestando especial atención a las comunidades donde se detectan mayores retrasos en la vacunación.
A medida que el año progresa, la evolución del brote seguirá siendo monitoreada por las autoridades, quienes ajustarán las estrategias conforme sea necesario. La colaboración de la ciudadanía resultará esencial para asegurar que las medidas preventivas sean efectivas y disminuyan el riesgo de transmisión en hogares, escuelas y lugares públicos.
Panamá enfrenta este desafío con una red sanitaria capaz y un apoyo internacional sólido, pero el éxito dependerá del compromiso de todos. Reconocer la importancia de la vacunación, acudir a los servicios de salud ante los primeros síntomas y adoptar prácticas de cuidado colectivo son pasos esenciales para superar con éxito este episodio y fortalecer la protección de la salud pública en el país.
